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lunes

A ritmo de tambor




A ritmo de tambor el tiempo vuela
penando los abuelos se despiden
llorando los recién nacidos llegan. 

A ritmo de tambor el tiempo pasa
bailando en la comparsa de la vida
unos vienen y otros marchan
todos quedan cual fantasmas
atrapados en la fiesta por un día.

A ritmo de tambor el tiempo suena
hueco como una sonaja vacía.

viernes

He aquí que la vida no avisa...


He aquí que la vida no avisa
más que con esas piedritas
que nos lanza de tanto en tanto
cuando vemos arder la barba de los otros.
Por qué será que los muertos ajenos
duelen mucho menos
que los muertos propios,
como si la intensidad de la muerte
no fuera la misma para todos.

Con el corazón poblado de pequeños fracasos
como gorriones grises,
como gorriones tristes
que se posan sobre el tendido eléctrico
de un pueblo sin esperanza
así nos vamos quedando solos...
Pero acompañados.

Cuando uno sabe que va a morirse algún día
finalmente,
aprende a ser en vida un muerto digno
un futuro difunto eximido
del peso de ser él mismo 

para siempre.


Janet Guerra.

lunes

A fuerza de tanto recordarte...


A fuerza de tanto recordarte
las facciones de tu rostro
ya se desdibujan
chorrean tus colores
se van borrando tus rasgos
las ciruelas que fueron tus labios
van volviendo lentamente al hueso
fábrica de calavera
cada vez más próxima al olvido.
Tu recuerdo raído
se me deshace entre las manos
tanto, que apenas va quedando un rastro leve
apenas un soplo de ti
un indicio, apenas.

Janet Guerra

Poema

Los días son solo eso
días
no baldosas de un camino
hacia alguna parte
adoquines repentinos
en el aire
humo que espesa
cae al suelo y se rompe
pasión herméticamente empaquetada.

Los días son sólo días
no escalones hacia un futuro innecesario. 


Janet Guerra

martes

Poema a la sombra



Podría pasar horas sentada en tu cuerpo,
bajo la sombra de tu omóplato 
abrir el periódico
y que transcurra en ti mi tarde,
lenta como la de un jubilado.
Aquí, sentada en tu cuerpo
me vienen ideas
arrebatos de quedarme.
Podría formar parte tuya
con el tiempo, quién sabe,
llegar a ser un apéndice 
dispuesto a contribuir
con tus íntimas funciones.
Ser algo básico,
simple como una célula, 
útil como un par de riñones,
pero algo elemental
de lo que prescindir constituyese un riesgo;
una muerte segura.
Janet Guerra

TURRONES AMARGOS

     Esta mañana al llegar al trabajo me han dado una mala noticia. A las dos y media despedirán a uno de mis compañeros. La in...