Los días son solo eso
días
no baldosas de un camino
hacia alguna parte
adoquines repentinos
en el aire
humo que espesa
cae al suelo y se rompe
pasión herméticamente empaquetada.
Los días son sólo días
no escalones hacia un futuro innecesario.
Janet Guerra
lunes
Vicente Aleixandre
Vicente Aleixandre, poeta sevillano de la generación del 98. Premio Nobel de literatura en 1977. Nos dejó bellos poemas como este:
EL CUERPO Y EL ALMA
Pero es más triste todavía, mucho más triste.
Triste como la rama que deja caer su fruto para nadie.
Más triste, más. Como ese vaho
que de la tierra exhala después de la pulpa muerta.
Como esa mano que del cuerpo tendido
se eleva y quiere solamente acariciar las luces,
la sonrisa doliente, la noche aterciopelada y muda.
Luz de la noche sobre el cuerpo tendido sin alma.
Alma fuera, alma fuera del cuerpo, planeando
tan delicadamente sobre la triste forma abandonada.
Alma de niebla dulce, suspendida
sobre su ayer amante, cuerpo inerme
que pálido se enfría con las nocturnas horas
y queda quieto, solo, dulcemente vacío.
Alma de amor que vela y se separa
vacilando, y al fin se aleja tiernamente fría.
EL CUERPO Y EL ALMA
Pero es más triste todavía, mucho más triste.
Triste como la rama que deja caer su fruto para nadie.
Más triste, más. Como ese vaho
que de la tierra exhala después de la pulpa muerta.
Como esa mano que del cuerpo tendido
se eleva y quiere solamente acariciar las luces,
la sonrisa doliente, la noche aterciopelada y muda.
Luz de la noche sobre el cuerpo tendido sin alma.
Alma fuera, alma fuera del cuerpo, planeando
tan delicadamente sobre la triste forma abandonada.
Alma de niebla dulce, suspendida
sobre su ayer amante, cuerpo inerme
que pálido se enfría con las nocturnas horas
y queda quieto, solo, dulcemente vacío.
Alma de amor que vela y se separa
vacilando, y al fin se aleja tiernamente fría.
domingo
miércoles
Qué tiempos aquellos
Mientras caía el muro de Berlín el 9 de noviembre del ochenta y nueve, Julita, ajena a cuanto estaba por llegar, engullía frente al televisor una lata de col rellena, búlgara creo que era, de aquellas latas que adornaban las estanterías de todas las bodegas habaneras de los ochenta.
Te mira y te dice: «¿Viste eso, mi amiga, qué buena me estoy poniendo?» ...porque entre otras cosas devanarse los sesos para ver qué inventa en la cocina la ha llevado a que le patine un poco el cerebro.
Ese tipo de desgaste diario es tremendo, no deja títere con cabeza!!!
Aquellas latas tenían sus días contados, y las compotas rusas, los cocteles de frutas y los jugos de manzana que desaparecerían en un abrir y cerrar de ojos de los minimás y los supermercados.
Las fritas —que van y vienen— se fueron para no volver de las cafeterías, también los medallones de pescado. Llegaba la era del Cerelac, los bistecs de toronja y el picadillo de soya... y sigue ave-riguando de qué está hecha la sopa que reparten en el comedor obrero.
Julita empezó a bañarse sin jabón, a freír sin grasa, a hacer pan sin harina, a lavarse los dientes sin pasta. Y cuando parecía que ya nada podía empeorar, los apagones dijeron: «aquí estoy yo», y el Dios de la isla multiplicó el pan y los peces pero por cero.
Las guaguas se emperraron y los perros enflaquecieron y los gatos terminaron en el plato de algún vecino.
Veinte años después, Julita se mira al espejo. Se le han caído dos dientes, debería estar pálida y flaca pero está gorda como una choncha. Tiene una panza enorme de arroz con lo que sea y plátanos machos con azúcar prieta. Las fritas —que van y vienen— se fueron para no volver de las cafeterías, también los medallones de pescado. Llegaba la era del Cerelac, los bistecs de toronja y el picadillo de soya... y sigue ave-riguando de qué está hecha la sopa que reparten en el comedor obrero.
Julita empezó a bañarse sin jabón, a freír sin grasa, a hacer pan sin harina, a lavarse los dientes sin pasta. Y cuando parecía que ya nada podía empeorar, los apagones dijeron: «aquí estoy yo», y el Dios de la isla multiplicó el pan y los peces pero por cero.
Las guaguas se emperraron y los perros enflaquecieron y los gatos terminaron en el plato de algún vecino.
Ese tipo de desgaste diario es tremendo, no deja títere con cabeza!!!
domingo
Wilfredo Lam
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Wilfredo Lam |
En 1923 viaja a España y se casa con Eva Piris, tienen un hijo, pero ambos fallecen antes de empezar la guerra civil en la que Lam participó activamente del bando republicano.
En 1928 viaja a París donde conoce a Pablo Picasso y éste le introduce en un amplio círculo de artistas y escritores de la época entre los que se encuentran: Henri Matisse, Eluard, Braque y Pierre Loeb, Fernan Léger, Joan Miró, Benjamin Péret. Conoció también a André Breton y a otros surrealistas.
Con motivo de la guerra europea se vio obligado a regresar a Cuba, a la que ya apenas se sentía ligado. Sin embargo, este retorno forzado enriqueció definitivamente al pintor. Por un lado supuso el reencuentro con su cultura africano-caribeña; al mismo tiempo se relacionó con los surrealistas que en esos años recalaron en el Caribe. En 1943 expuso en la Galería Pierre Matisse de Nueva York su obra La Jungla, que fue adquirida por el Museo de Arte Moderno. Desde 1946, año en que regresó a Francia, repartió su tiempo entre Cuba, Nueva York y París, hasta instalarse definitivamente en la capital francesa. La gran serie de cuadros totémicos y míticos en la que había estado trabajando desde su primer regreso a Cuba lo consagró como pintor de fama mundial. Murió en París, el once de septiembre, de 1982.
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Obras de Wilfredo Lam |
martes
Jaime Gil de Biedma
Jaime Gil de Biedma, poeta catalán nacido en 1929 que perteneció a la Generación del 50. Además de la poesía cultivó el ensayo participando en diversas revistas y una serie de memorias. Aquí os dejo un poema que me parece genial.
Contra Jaime Gil de Biedma
De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación -y ya es decir-,
poner visillos blancos
y tomar criada,
renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colmena, inútil, cacaseno,
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?
Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.
Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
-seguro de gustar- es un resto penoso,
un intento patético.
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.
Si no fueses tan puta!
Y si yo no supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco...
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.
A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!
De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación -y ya es decir-,
poner visillos blancos
y tomar criada,
renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colmena, inútil, cacaseno,
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?
Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.
Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
-seguro de gustar- es un resto penoso,
un intento patético.
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.
Si no fueses tan puta!
Y si yo no supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco...
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.
A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!
lunes
Guajira guantanamera
“Hace poco una estación de radio de La Habana obtuvo un gran éxito de popularidad con una canción de buen corte campesino, titulada La Guantanamera, que había sido traída a la capital por auténticos cantadores orientales”. A pesar de esta nota de Alejo Carpentier en La música en Cuba, 1946, nadie parece ponerse de acuerdo a la hora de determinar el creador de esta guajira cubana. Algunos la atribuyen a Joseíto Fernández, otros apuntan a un origen comunitario alrededor de 1930. En todo caso, la letra fue tomada de una poesía de José Martí, poeta cubano, ideólogo de la guerra de la independencia. Cuando Martí escribió sus Versos Sencillos, allá por el año 1890, no podía imaginar cuanto serían cantados.
La Guantanamera se ha convertido con el tiempo en un referente cubano. Infinidad de cantantes la han interpretado en todo el mundo: Feliciano, Tito Puentes, Celia Cruz, Joan Baez, Leon Gieco, Richard Stallman, Yellowman, Satellite Kingston, Wyclef Jean, Mery Hopkin, Betty Curtis, Joe Dassin. Tenemos versiones para todos los gustos. Aquí os dejo la de Huecco, Amparanoia, Marina de Ojos de brujo, Elbicho y Josemi Carmona, que no está nada mal, por cierto.
La Guantanamera se ha convertido con el tiempo en un referente cubano. Infinidad de cantantes la han interpretado en todo el mundo: Feliciano, Tito Puentes, Celia Cruz, Joan Baez, Leon Gieco, Richard Stallman, Yellowman, Satellite Kingston, Wyclef Jean, Mery Hopkin, Betty Curtis, Joe Dassin. Tenemos versiones para todos los gustos. Aquí os dejo la de Huecco, Amparanoia, Marina de Ojos de brujo, Elbicho y Josemi Carmona, que no está nada mal, por cierto.
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