viernes

Los Marcianos llegaron ya...



Teniendo en cuenta la cantidad de objetos que surcan los cielos a diario, es muy probable que si crees haber visto un ovni, estés completamente equivocado. Piensa en cuántos aviones comerciales nos sobrevuelan, en el número de satélites artificiales que han puesto en órbita los gobiernos. El tráfico es tan denso allá arriba, que uno se pregunta por qué no se producen más colisiones. Entre bólidos, meteoros, estrellas fugaces, cometas, incluso drones -por no mencionar ciertos pájaros que por grandes o por locos pueden dar la impresión de ser naves-, las autopistas espaciales van a tope.
NOVELA CUBANA
Pero si además vives en Cuba, puede que lo que crees haber visto ni siquiera sea algo físico y sólido como un avión de Cubana de Aviación o un satélite meteorológico, sino más bien un efecto óptico producido por una intoxicación alimentaria.
Existe una curiosa relación entre la alimentación y la casuística extraterrestre. Algunos cubanos afirman haber visto hombrecillos verdes justo después de ingerir mortadella en mal estado. Si a ti también te ha pasado, renuncia a incluir en tu dieta toda clase de productos vencidos, no aptos para el consumo humano, aunque eso te suponga reducir al mínimo la ingesta de proteínas. Ya verás como recuperas la cordura y dejas de ver alienígenas y platillos voladores por todos lados.
Es verdad que los marcianos pasaron por Cuba, estuvieron unos días en Párraga haciendo de las suyas. Ya se fueron... Es más, si quieres saber los detalles de su estancia en la Tierra, entra en este enlace y lee Marcianos en La Habana. Entérate de primera mano cómo fueron las cosas
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lunes

¡Vive la vida!

      Ni el éxito es definitivo ni la felicidad eterna, por eso hay que vivir el momento y disfrutar al máximo cada segundo. Nunca sabemos qué nos deparará el futuro, ni siquiera tenemos la certeza de que existirá un mañana. Por eso hoy, ahora mismo, haz lo que te dé la gana y ponte el mundo por montera. Que nadie pueda decir luego que no aprovechaste hasta el final tu viaje.
     Si algo está claro es que todos nos iremos algún día: unos antes, otros después... No conozco a nadie haya venido para quedarse.

viernes

Al mismo infierno por distintas calles...

CUBA bebe
No es ayuda humanitaria, no... ¡Es cerveza de pipa!
Mientras leo sobre los hábitos de consumo de alcohol de los diferentes países del mundo, me pregunto cómo elaboran los sesudos sus estadísticas, en qué se basan para sacar sus conclusiones.
Según he podido comprobar, Europa es el territorio donde se consume más alcohol per cápita. Estonia, Bielorrusia, Moldavia, Lituania y Rumanía marchan a la cabeza, por lo que podría pensarse que paliar el frío es uno de los motivos que lleva a la peña a empinar el codo con mayor frecuencia.
Por lo visto, el estudio en cuestión tiene en cuenta un amplio espectro de bebidas: los más selectos vinos españoles, el champagne francés y el whisky de malta. Habla de los mejores vodkas del mercado, del ron etiquetado y de la cerveza alemana.
Aseguran que España casi duplica la media de consumo mundial, mientras que los países de religión musulmana no alcanzan a consumir ni un litro al año. Hasta ahí cualquiera diría que lo tienen todo bajo control. 

Luego están los países como Cuba, al que colocan en un puesto bastante discreto. Y digo yo, ¿cómo han realizado los entendidos sus encuestas en La Habana?, ¿al pie de la barra del Floridita, en la puerta de la licorería del hotel Meliá?... De ser así, no me sorprende que no ocupemos el primer puesto de la lista.
Para ser justos y objetivos, los compañeritos de la OMS tendrían que intrincarse en la manigua y en los barrios periféricos de la capital, ahí se les iban a descuajaringar las estadísticas, porque estos estudios académicos, tan asépticos, contabilizan el ron pero dejan de banda a los alcoholes destilados de extranjis en los alambiques caseros. No dicen nada de la Warfarina, del Chispetren ni del Hueso'e tigre, ni de la antológica cosecha del 94 de Bájate el blumer: los vinos espumosos cubanos no son tan finos como sus homólogos europeos pero más o menos todos sirven para lo mismo. Cada cual intenta desenfocar la realidad con lo que tiene más a mano. 

A los borrachines cubanos les encantaría, por ejemplo, tomarse once litros de cerveza "decente" al año, igual que los bebedores españoles, como no pueden, se toman once litros de alcolifán a la semana y a los pobres no se les tiene en cuenta... Qué duda cabe que añadiendo sus datos al cómputo, se elevarían con mucho los índices de consumo mundiales.
Los cifras más alarmantes del estudio son, sin duda, los 3,3 millones de muertes que se producen por el abuso del alcohol. Cirrosis, depresión, suicidio, accidentes de tráfico... Desgraciadamente son muchos los que van llegando al mismo infierno por distintas calles, aunque no son pocos los que dicen, que puestos a morirse, mejor morirse borracho.

martes

En la mente de los escritores...



Hablando del proceso creativo, muchos son los escritores que reconocen tener doble personalidad, un "otro yo" que aflora en mitad de la escritura...

Borges mantenía una relación amarga con su "otro".
"Al otro Borges es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por Buenos Aires y me demoro, acaso mećanicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en la terna de profesores o en un diccionario biográfico. Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo XVIII, las etimologías, el sabor del café y la prosa de Stevenson; el otro comparte esas preferencias, pero de un modo vanidoso que las convierte en atributos de un actor.
Sería exagerado afirmar que nuestra relación es hostil; yo vivo, yo me dejo vivir, para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica. Nada me cuesta confesar que ha logrado ciertas páginas válidas, pero esas páginas no me pueden salvar, quizá porque lo bueno ya no es de nadie, ni siquiera del otro, sino del lenguaje o la tradición. Por lo demás, yo estoy destinado a perderme, definitivamente, y sólo algún instante de mí podrá sobrevivir en el otro. Poco a poco voy cediéndole todo, aunque me consta su perversa costumbre de falsear y magnificar. Spinoza entendió que todas las cosas quieren perseverar en su ser; la piedra eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre. Yo he de quedar en Borges, no en mí (si es que alguien soy), pero me reconozco menos en sus libros que en muchos otros o que en el laborioso rasgueo de una guitarra. Hace años yo traté de librarme de él y pasé de las mitologias del arrabal a los juegos con el tiempo y con lo infinito, pero esos juegos son de Borges ahora y tendré que idear otras cosas. Asi mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es del olvido, o del otro. No sé cuál de los dos escribe esta página".

Virgina Wolf escribió lo siguiente para avisar a las otras Virginias:
"Nota: desesperación ante lo malo que es el libro; no alcanzo a comprender cómo fui capaz de escribir semejantes páginas, y con tanta excitación; esto fue ayer: hoy vuelve a parecerme bueno. Escribo esta nota para advertir a otras Virginas que escriben otros libros que así es la cosa, ahora arriba, ahora abajo. Y sólo Dios sabe la verdad."

Bioy Casares dice que escribir es agregar un cuarto a la casa de la vida, tener más posibilidades que siendo sólo uno:
"Cuando yo era chico tenía la esperanza -contra todo lo que pudiera esperarse- de ser varias personas. Ser una sola persona me parecía muy poco. A medida que uno vive, se afianza el mismo maniático, el mismo nimio personaje. Esto se comprueba en los viejos, que tienen manías a la vista. No creo que haya riesgo de perder la identidad en la obra. La obra refuerza la identidad, la refleja, se parece inevitablemente al autor, porque el ego siempre está ahí. Ojalá que hubiera más diversidad en las obras, en el mundo y en nosotros".

Para Ernesto Sábato, la literatura es, como para Bioy, poder vivir otras vidas paralelas a las de uno mismo:
"Si la vida es libertad dentro de una situación, la vida de un personaje novelístico es doblemente libre, pues permite al autor vivir misteriosamente otros destinos, quizá el hecho fundamental que incita a escribir ficciones. en ellas, como en los sueños, el hombre puede vivir otras vidas y realizar ansiedades infinitamente frenadas por su inconsciencia. No es raro, en tales circunstancias, que si él es compasivo en su vida normal aparezcan en sus ficciones individuos despiadados y hasta sádicos; y si es un espíritu religioso, se manifiesten feroces ateos. Creo que en este fenómeno reside el valor catártico de la novela o el teatro".

Marguerite Duras también lo refleja de esta forma en su obra:
"Es lo desconocido de sí, de su cabeza, de su cuerpo. Escribir no es ni siquiera una reflexión, es una especie de facultad que se posee junto a su persona, paralelamente a ella. De otra persona que aparece y avanza, invisible, dotada de pensamiento, de cólera, y que a veces, por propio quehacer, está en peligro de perder la vida".
 
Y como último ejemplo, Julio Cortázar, quien libraba consigo mismo este tipo de batallas:

"Trabajos de oficina"
Mi fiel secretaria es de las que se toman su función al-pie-de-la-letra, y ya se sabe que eso significa pasarse al otro lado, invadir territorios, meter los cinco dedos en el vaso de leche para sacar un pobre pelito.
Mi fiel secretaria se ocupa o querría ocuparse de todo en mi oficina. Nos pasamos el día librando una cordial batalla de jurisdicciones, un sonriente intercambio de minas y contraminas, de salidas y retiradas, de prisiones y rescates. Pero ella tiene tiempo para todo, no sólo busca adueñarse de la oficina, sino que cumple escrupulosa sus funciones. Las palabras, por ejemplo, no hay día en que no las lustre, las cepille, las ponga en su justo estante, las prepare y acicale para sus obligaciones cotidianas. Si se me viene a la boca un adjetivo prescindible –porque todos ellos nacen fuera de la órbita de mi secretaria, y en cierto modo de mí mismo-, ya está ella lápiz en mano atrapándolo y matándolo sin darle tiempo a soldarse al resto de la frase y sobrevivir por descuido o costumbre. Si la dejara, si en ese mismo instante la dejara, tiraría estas hojas al canasto, enfurecida. Está tan resuelta a que yo viva una vida ordenada, que cualquier movimiento imprevisto la mueve a enderezarse, toda orejas, toda rabo parado, temblando como un alambre al viento. Tengo que disimular, y so pretexto de que estoy redactando un informe, llenar algunas hojitas de papel rosa o verde con las palabras que me gustan, con sus juegos y brincos y sus rabiosas querellas. Mi fiel secretaria arregla entretanto la oficina, distraída en apariencia pero pronto al salto. A mitad de un verso que nacía tan contento, el pobre, la oigo que inicia su horrible chillido de censura, y entonces mi lápiz vuelve al galope hacia las palabras vedadas, la tacha presuroso, ordena el desorden, fija, limpia y da esplendor, y lo que queda está probablemente muy bien, pero esta tristeza, este gusto a traición en la lengua, esta cara de jefe con su secretaria.

sábado

El corazón entre las piernas



Dedicado a CUBA 

"El corazón entre las piernas": poema de Antonio Gala.

 Quien urge aquí es la vida, no la inmortalidad:
la vida, breve y rápida,
con sus manos de arena.
Nos llama desde las verdes palmas,
desde el mar incitante,
desde las nalgas prietas y las negras pupilas.
"Ahora", nos dice, y tiende
su copa de ron claro
llena de ritmo y ansia.
Quien urge aquí es la vida, no el amor.
Y fugaces
las caricias espesas,
el recíproco gozo
efímero y caliente,
la común aventura de la carne
bajo el árbol en flor.
Entre el aire impaciente,
bajo la sorda y muda tutela de los cielos,
quien urge aquí es la vida.

martes

De Flaubert a Colet



Leyendo Extractos de la correspondencia de Flaubert, me topé con esta carta a Louise Colet del 12 de julio de 1853. Genial, como todo lo que escribía él...

"He contemplado, no sin un cierto placer, mis espalderas destruidas, todas las flores despedazadas, el huerto patas arriba.
Viendo estos pequeños arreglos artificiales del hombre que la naturaleza ha trastocado en cinco minutos, he admirado el restablecimiento del orden verdadero.
Esos seres a los que nosotros atormentamos; árboles podados, flores que crecen donde no quieren, hortalizas de otros países, han encontrado, con este bufido atmosférico, una especie de revancha. Se trata de una gran farsa que a veces se desmorona.

¿Hay algo más estúpido que una campana de vidrio para proteger melones?

¡Estas pobres campanas también las han pasado canutas! ¡Ay, cuando siente la tentación, a qué fantasías tan poco utilitarias se abandona esta naturaleza sobre cuya espalda nos subimos y que explotamos tan despiadadamente, a la que afeamos con descaro, y que despreciamos con muy hermosos discursos! Eso está bien.

Por regla general se cree que la única finalidad que el sol tiene aquí abajo es hacer crecer las coles. De vez en cuando hay que volver a colocar a Dios sobre su pedestal. También él se encarga de recordárnoslo enviándonos, por aquí y por allá, alguna peste, el cólera, una conmoción inesperada y otras manifestaciones de la Regla, a saber, el Mal -contingencia que quizá no sea el Bien- necesario, pero que, a fin de cuentas, es el Ser: algo que los hombres consagrados a la nada comprenden muy difícilmente."

miércoles

La inseguridad del escritor



Gabriel García Márquez
Y dijo García Márquez: «Cuando yo terminé “La hojarasca”, mi primera novela, se la di a varios amigos, de esos que suelen ser muy críticos, y me dijeron: “Es muy buena, pero por supuesto no es una gran novela”. Deben haber notado algo en mi cara porque se apresuraron a añadir: “Ninguna primera novela es una gran novela.” Sufrí una desilusión tremenda; pensaba: “Ahora sí que me jodí, yo soy incapaz de escribir algo mejor que eso”. Sentía que el mundo se me venía abajo y no hacía más que repetir” Me jodí, me jodí...”».
Un alumno del taller de cine, dice: «Uno nunca está completamente seguro de lo que quiere hasta que lo hace. Y nunca está seguro de lo que hace hasta que lo ve montado».
Gabo contesta: «Eso es parte inseparable del proceso creador. No hay verdadera creación sin riesgo y por lo tanto sin una cuota de incertidumbre. Yo nunca vuelvo a leer mis libros después que se editan, por temor a encontrarles defectos que pueden haber pasado inadvertidos. Cuando veo la cantidad de ejemplares que se venden y las lindezas que dicen los críticos, me da miedo descubrir que todos están equivocados -críticos y lectores- y que el libro, en realidad, es una mierda. Es más –lo digo sin falsa modestia-, cuando me enteré de que me habían dado el Premio Nobel, mi primera reacción fue pensar: “¡Coño, se lo creyeron! ¡Se tragaron el cuento!”. Esa dosis de inseguridad es terrible pero al mismo tiempo necesaria para hacer algo que valga la pena. Los arrogantes que lo saben todo, que nunca tienen dudas, se dan unos frentazos... Mueren de eso»
Cómo se cuenta un cuento, taller de guión cinematográfico.

TURRONES AMARGOS

     Esta mañana al llegar al trabajo me han dado una mala noticia. A las dos y media despedirán a uno de mis compañeros. La in...