Vicente Aleixandre, poeta sevillano de la generación del 98. Premio Nobel de literatura en 1977. Nos dejó bellos poemas como este:
EL CUERPO Y EL ALMA
Pero es más triste todavía, mucho más triste.
Triste como la rama que deja caer su fruto para nadie.
Más triste, más. Como ese vaho
que de la tierra exhala después de la pulpa muerta.
Como esa mano que del cuerpo tendido
se eleva y quiere solamente acariciar las luces,
la sonrisa doliente, la noche aterciopelada y muda.
Luz de la noche sobre el cuerpo tendido sin alma.
Alma fuera, alma fuera del cuerpo, planeando
tan delicadamente sobre la triste forma abandonada.
Alma de niebla dulce, suspendida
sobre su ayer amante, cuerpo inerme
que pálido se enfría con las nocturnas horas
y queda quieto, solo, dulcemente vacío.
Alma de amor que vela y se separa
vacilando, y al fin se aleja tiernamente fría.
lunes
domingo
miércoles
Qué tiempos aquellos
Mientras caía el muro de Berlín el 9 de noviembre del ochenta y nueve, Julita, ajena a cuanto estaba por llegar, engullía frente al televisor una lata de col rellena, búlgara creo que era, de aquellas latas que adornaban las estanterías de todas las bodegas habaneras de los ochenta.
Te mira y te dice: «¿Viste eso, mi amiga, qué buena me estoy poniendo?» ...porque entre otras cosas devanarse los sesos para ver qué inventa en la cocina la ha llevado a que le patine un poco el cerebro.
Ese tipo de desgaste diario es tremendo, no deja títere con cabeza!!!
Aquellas latas tenían sus días contados, y las compotas rusas, los cocteles de frutas y los jugos de manzana que desaparecerían en un abrir y cerrar de ojos de los minimás y los supermercados.
Las fritas —que van y vienen— se fueron para no volver de las cafeterías, también los medallones de pescado. Llegaba la era del Cerelac, los bistecs de toronja y el picadillo de soya... y sigue ave-riguando de qué está hecha la sopa que reparten en el comedor obrero.
Julita empezó a bañarse sin jabón, a freír sin grasa, a hacer pan sin harina, a lavarse los dientes sin pasta. Y cuando parecía que ya nada podía empeorar, los apagones dijeron: «aquí estoy yo», y el Dios de la isla multiplicó el pan y los peces pero por cero.
Las guaguas se emperraron y los perros enflaquecieron y los gatos terminaron en el plato de algún vecino.
Veinte años después, Julita se mira al espejo. Se le han caído dos dientes, debería estar pálida y flaca pero está gorda como una choncha. Tiene una panza enorme de arroz con lo que sea y plátanos machos con azúcar prieta. Las fritas —que van y vienen— se fueron para no volver de las cafeterías, también los medallones de pescado. Llegaba la era del Cerelac, los bistecs de toronja y el picadillo de soya... y sigue ave-riguando de qué está hecha la sopa que reparten en el comedor obrero.
Julita empezó a bañarse sin jabón, a freír sin grasa, a hacer pan sin harina, a lavarse los dientes sin pasta. Y cuando parecía que ya nada podía empeorar, los apagones dijeron: «aquí estoy yo», y el Dios de la isla multiplicó el pan y los peces pero por cero.
Las guaguas se emperraron y los perros enflaquecieron y los gatos terminaron en el plato de algún vecino.
Ese tipo de desgaste diario es tremendo, no deja títere con cabeza!!!
domingo
Wilfredo Lam
![]() |
Wilfredo Lam |
En 1923 viaja a España y se casa con Eva Piris, tienen un hijo, pero ambos fallecen antes de empezar la guerra civil en la que Lam participó activamente del bando republicano.
En 1928 viaja a París donde conoce a Pablo Picasso y éste le introduce en un amplio círculo de artistas y escritores de la época entre los que se encuentran: Henri Matisse, Eluard, Braque y Pierre Loeb, Fernan Léger, Joan Miró, Benjamin Péret. Conoció también a André Breton y a otros surrealistas.
Con motivo de la guerra europea se vio obligado a regresar a Cuba, a la que ya apenas se sentía ligado. Sin embargo, este retorno forzado enriqueció definitivamente al pintor. Por un lado supuso el reencuentro con su cultura africano-caribeña; al mismo tiempo se relacionó con los surrealistas que en esos años recalaron en el Caribe. En 1943 expuso en la Galería Pierre Matisse de Nueva York su obra La Jungla, que fue adquirida por el Museo de Arte Moderno. Desde 1946, año en que regresó a Francia, repartió su tiempo entre Cuba, Nueva York y París, hasta instalarse definitivamente en la capital francesa. La gran serie de cuadros totémicos y míticos en la que había estado trabajando desde su primer regreso a Cuba lo consagró como pintor de fama mundial. Murió en París, el once de septiembre, de 1982.
![]() |
![]() |
Obras de Wilfredo Lam |
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
TURRONES AMARGOS
Esta mañana al llegar al trabajo me han dado una mala noticia. A las dos y media despedirán a uno de mis compañeros. La in...
-
Si hay algo que echo en falta de Cuba, además de la familia, son los aguaceros. En Cuba cuando llueve, llueve con ganas. No es algo impro...
-
La bella Habana De joven, la bella Habana era una mulata zalamera y voluptuosa. Con su andar confiado de hembra sabedora de sus dones,...
-
En eso de las preferencias culinarias no hay dos regiones iguales. Cada país tiene sus platos típicos y su forma...