miércoles

El adjetivo y sus arrugas, Alejo Carpentier

Alejo Carpentier
Alejo Carpentier

Los adjetivos son las arrugas del estilo. Cuando se inscriben en la poesía, en la prosa, de modo natural, sin acudir al llamado de una costumbre, regresan a su universal depósito sin haber dejado mayores huellas en una página. Pero cuando se les hace volver a menudo, cuando se les confiere una importancia particular, cuando se les otorga dignidades y categorías, se hacen arrugas, arrugas que se ahondan cada vez más, hasta hacerse surcos anunciadores de decrepitud, para el estilo que los carga. Porque las ideas nunca envejecen, cuando son ideas verdaderas. Tampoco los sustantivos. Cuando el Dios del Génesis luego de poner luminarias en la haz del abismo, procede a la división de las aguas, este acto de dividir las aguas se hace imagen grandiosa mediante palabras concretas, que conservan todo su potencial poético desde que fueran pronunciadas por vez primera. Cuando Jeremías dice que ni puede el etíope mudar de piel, ni perder sus manchas el leopardo, acuña una de esas expresiones poético-proverbiales destinadas a viajar a través del tiempo, conservando la elocuencia de una idea concreta, servida por palabras concretas. Así el refrán, frase que expone una esencia de sabiduría popular de experiencia colectiva, elimina casi siempre el adjetivo de sus cláusulas: "Dime con quién andas...", " Tanto va el cántaro a la fuente...", " El muerto al hoyo...", etc. Y es que, por instinto, quienes elaboran una materia verbal destinada a perdurar, desconfían del adjetivo, porque cada época tiene sus adjetivos perecederos, como tiene sus modas, sus faldas largas o cortas, sus chistes o leontinas.
El romanticismo, cuyos poetas amaban la desesperación -sincera o fingida- tuvo un riquísimo arsenal de adjetivos sugerentes, de cuanto fuera lúgubre, melancólico, sollozante, tormentoso, ululante, desolado, sombrío, medieval, crepuscular y funerario. Los simbolistas reunieron adjetivos evanescentes, grisáceos, aneblados, difusos, remotos, opalescentes, en tanto que los modernistas latinoamericanos los tuvieron helénicos, marmóreos, versallescos, ebúrneos, panidas, faunescos, samaritanos, pausados en sus giros, sollozantes en sus violonchelos, áureos en sus albas: de color absintio cuando de nepentes se trataba, mientras leve y aleve se mostraba el ala del leve abanico. Al principio de este siglo, cuando el ocultismo se puso de moda en París, Sar Paladán llenaba sus novelas de adjetivos que sugirieran lo mágico, lo caldeo, lo estelar y astral. Anatole France, en sus vidas de santos, usaba muy hábilmente la adjetivación de Jacobo de la Vorágine para darse "un tono de época". Los surrealistas fueron geniales en hallar y remozar cuanto adjetivo pudiera prestarse a especulaciones poéticas sobre lo fantasmal, alucinante, misterioso, delirante, fortuito, convulsivo y onírico. En cuanto a los existencialistas de segunda mano, prefieren los purulentos e irritantes.
Así, los adjetivos se transforman, al cabo de muy poco tiempo, en el academismo de una tendencia literaria, de una generación. Tras de los inventores reales de una expresión, aparecen los que sólo captaron de ella las técnicas de matizar, colorear y sugerir: la tintorería del oficio. Y cuando hoy decimos que el estilo de tal autor de ayer nos resulta insoportable, no nos referimos al fondo, sino a los oropeles, lutos, amaneramientos y orfebrerías, de la adjetivación.
Y la verdad es que todos los grandes estilos se caracterizan por una suma parquedad en el uso del adjetivo. Y cuando se valen de él, usan los adjetivos más concretos, simples, directos, definidores de calidad, consistencia, estado, materia y ánimo, tan preferidos por quienes redactaron la Biblia, como por quien escribió el Quijote.



Fuente: www.Ciudadseva.com

domingo

2.- Sálvese quien pueda

"Sálvese quien pueda" en la Feria del libro de Miami junto a otros libros de autores independientes, gracias a la iniciativa de Marlene Moleon, de Eriginal Books. Una alegría que no podía dejar de compartir.

Feria del libro de Miami
Feria Internacional del libro de Miami
Feria del libro de Miami
Feria Internacional del libro de Miami

jueves

Virgilio Piñera

Virgilio Piñera
Virgilio Piñera
Virgilio Piñera: poeta, narrador y dramaturgo cubano, nacido en Matanzas el 4 de agosto de 1912. 
Es una de las figuras más importantes de las letras cubanas. A partir de 1971, y hasta su muerte el 18 de octubre de 1979, fue silenciado por las instituciones culturales cubanas, en gran parte debido a sus diferencias ideológicas y a su condición de homosexual.


"Isla"


Aunque estoy a punto de renacer,
no lo proclamaré a los cuatro vientos
ni me sentiré un elegido:
sólo me tocó en suerte,
y lo acepto porque no está en mi mano
negarme, y sería por otra parte una descortesía
que un hombre distinguido jamás haría.
Se me ha anunciado que mañana,
a las siete y seis minutos de la tarde,
me convertiré en una isla,
isla como suelen ser las islas.
Mis piernas se irán haciendo tierra y mar,
y poco a poco, igual que un andante chopiniano,
empezarán a salirme árboles en los brazos,
rosas en los ojos y arena en el pecho.
En la boca las palabras morirán
para que el viento a su deseo pueda ulular.
Después, tendido como suelen hacer las islas,
miraré fijamente al horizonte,
veré salir el sol, la luna,
y lejos ya de la inquietud,
diré muy bajito:
¿así que era verdad?



"Fragmentos de la isla en peso"


La maldita circunstancia del agua por todas partes
me obliga a sentarme en la mesa del café.
Si no pensara que el agua me rodea como un cáncer
hubiera podido dormir a pierna suelta.
Mientras los muchachos se despojaban de sus ropas para nadar
doce personas morían en un cuarto por compresión.
Cuando a la madrugada la pordiosera resbala en el agua
en el preciso momento en que se lava uno de sus pezones,
me acostumbro al hedor del puerto,
me acostumbro a la misma mujer que invariablemente masturba,
noche a noche, al soldado de guardia en medio del sueño de los peces.
Una taza de café no puede alejar mi idea fija,
en otro tiempo yo vivía adánicamente.
¿Qué trajo la metamorfosis?
[…]
Hay que saltar del lecho y buscar la vena mayor del mar para desangrarlo.
Me he puesto a pescar esponjas frenéticamente,
esos seres milagrosos que pueden desalojar hasta la última gota de agua
y vivir secamente.
[…]
Llegué cuando daban un vaso de aguardiente a la virgen bárbara,
cuando regaban ron por el suelo y los pies parecían lanzas,
justamente cuando un cuerpo en el lecho podría parecer impúdico,
justamente en el momento en que nadie cree en Dios.
Los primeros acordes y la antigüedad de este mundo:
hieráticamente una negra y una blanca y el líquido al saltar.
[…]
Los cuerpos en la misteriosa llovizna tropical,
en la llovizna diurna, en la llovizna nocturna, siempre en la llovizna,
los cuerpos abriendo sus millones de ojos,
los cuerpos, dominados por la luz, se repliegan
ante el asesinato de la piel,
los cuerpos, devorando oleadas de luz, revientan como girasoles de fuego
encima de las aguas estáticas,
los cuerpos, en las aguas, como carbones apagados derivan hacia el mar.
[…]
Bajo la lluvia, bajo el olor, bajo todo lo que es una realidad,
un pueblo se hace y se deshace dejando los testimonios:
un velorio, un guateque, una mano, un crimen,
revueltos, confundidos, fundidos en la resaca perpetua,
haciendo leves saludos, enseñando los dientes, golpeando sus riñones,
un pueblo desciende resuelto en enormes postas de abono,
sintiendo cómo el agua lo rodea por todas partes,
más abajo, más abajo, y el mar picando en sus espaldas;
un pueblo permanece junto a su bestia en la hora de partir,
aullando en el mar, devorando frutas, sacrificando animales,
siempre más abajo, hasta saber el peso de su isla;
el peso de una isla en el amor de un pueblo.


"Cuando vengan a buscarme"

Cuando vengan a buscarme
para ir al baile de cojos,
diré que no uso muletas
que mis piernas están intactas.
Bailaré chacha y son
hasta caerme en pedazos
pero ellos insistirán en llevarme
a ese baile extraño.
Con dos hachazos estaré listo,
con dos muletas iré remando,
y cuando entre por esa puerta
me pondrán una coja en los brazos.
Ella me dirá: ¡ Amor mío!,
yo le diré: ¡ Mi adorada!,
¿cómo fue lo de tus piernas?
¡cuéntame , que estoy sangrando!
Ella, con gran seriedad,
me contará que fue a palos,
pero haciendo de sus tripas
corazón como un brillante,
lanzará una carcajada
que retumbara en la sala.
Después, daremos las vueltas
de estos casos obligados,
saludaremos a diestra y a siniestra
y a muletazos.
Y cuando nadie lo espere,
a las dos de la mañana,
vendrá el verdugo de los cojos
para que no queden rastros.

viernes

Todos para uno y uno para todos


Qué probabilidad de sobrevivir tiene un cuerpo donde cada uno de sus miembros va por libre, donde la sangre ha de pagar peaje al pasar del pie a la pierna, del brazo al torso, del cuello a la cabeza. Donde tiene que pedir visa el alimento para cruzar la frontera del estómago. Donde viven en guerra constante el hígado y los riñones, el esófago y la garganta, y un ejército de dientes mantiene a la lengua subyugada, preventivamente, solo por si algún día se desmanda.... Donde, mientras todo esto sucede, el corazón mira para otro lado y el cerebro aprovecha la confusión y el caos para hacer caja por su cuenta.
Qué probabilidades de supervivencia tiene un cuerpo cuyos órganos enfrentados se hacen la puñeta a diario. Y en su lucha por proclamarse brazo, por ser riñón, por ser diente, por ser ojo... se olvidan que nada son si no son parte, y como tal se comportan, de un todo que los trasciende.

miércoles

Prismas




Cuando emites un juicio sobre una persona o una situación, es lo que hay en tu corazón lo que estás poniendo de manifiesto. Si llevas gafas de cierto color, verás toda la realidad del mismo color teñida... Date cuenta de que nada es en verdad como crees, todo depende del cristal con que se mira. 

jueves

¿Es real todo lo que ves?



¿Es real todo lo que ves? Qué es la solidez sino una sensación equivocada, una ilusión óptica; el engaño de tres partículas contadas moviéndose a tal velocidad que alcanzan a estar en todos lados a la vez. Bastaría con ralentizar suficientemente la realidad para descubrir en pleno acto de prestidigitación al mago que hay detrás de TODO, armando para nosotros un mundo de ficción. 
Si nuestros ojos fueran lo bastante rápidos como para detectar el embuste a simple vista, tendríamos que reconocer que vivimos en un universo fantasmal. Así que no te sofoques demasiado con la vida, no te preocupes en exceso, no te deprimas...: NADA ES REAL.

Dieta emocional




Llega el verano; hay que cuidarse. Pero tenga en cuenta que tan importante como la salud física, lo es la emocional. Coma sano, beba agua, ande bastante, pero sin olvidarse de ser una buena persona por el camino. 
Más que las cremas, las dietas y los gimnasios, practicar los buenos sentimientos le mantendrá joven y saludable. Deje de envenenarse con la envidia, la ira, la violencia. Despídase de las criticas, la culpa, el resentimiento... 
Disfrute de cada momento con una sonrisa y recuerde que la vida son cuatro días... ¡Aprovéchelos!

La vida con humor se lleva mejor



El hombre cuando ríe con mucha intensidad acaba llorando de la risa, y cuando sufre demasiado, sin saber cómo, se sorprende un buen día riéndose de su propio sufrimiento, porque el exceso de risa te desborda el pozo de la tristeza y el exceso de pena se compensa con el espasmo de la alegría. Aunque solo ría para espantar sus males, bienvenidas sean esas sonrisas.

Author.to/JanetGuerra

sábado

Miedo al miedo


Muchas veces, más que el dolor en sí, es el miedo al sufrimiento lo que nos paraliza. Y vivimos protegiéndonos preventivamente de un golpe que nunca llega; y es tal el miedo que apenas si respiramos, no vaya a ser que el dolor nos encuentre por el camino.
A esas alturas el daño más grande ya está hecho, nos lo hemos infringido nosotros mismos. A lo único que hay que temer, en realidad, es al miedo, porque todo lo demás tarde o temprano pasa de largo.
No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista por tanto tiempo.

jueves

El cubano de a pie

cuba


El cubano de a pie va por la calle llevando su desesperación a la espalda cual si fuera una mochila, con su jabita de nailon a la caza de un sueño comestible, pensando en si logrará ganarle la batalla al día. No es fácil, dice, y sigue cuesta arriba sin llegar a ninguna parte.
Mas nadie piense que el cubano de a pie tiene un carácter agrio producto de su desesperanza ya crónica, nada más lejos de su naturaleza alegre. Aunque le sobren los motivos para estar desanimado y triste, él lleva la sonrisa en ristre como el arma más eficaz a la hora de librar su batalla cotidiana...
Con la carcajada escandalosa presta, como una ráfaga que atraviesa su mal y lo cosquillea; con el chiste en la punta de la lengua, preparado para alegrarle la tarde a cualquiera. Siempre dispuesto a tomarse un trago, a tirar un pasillo, a cantar a viva voz una canción de moda. A burlarse de la chismosa de la esquina, a plantar la mesa del dominó en donde sea, jaraneando, en la guasa constante y en el choteo.
El cubano de a pie sonríe todo el tiempo en la tarima de la vida, aunque lleve la procesión por dentro... y al llegar a casa mire a su alrededor y se desinfle. Y ya desde de la cama, piense desarmado al final del día: ¿tendré ganas mañana de seguir riendo?



Sálvese quien pueda, una novela muy tragicona: Disponible en Amazon

sábado

Vírgenes de alma

Hace cuestión de un par de semanas, mi niña, que tiene ocho años, volvió llorando del colegio. Su mejor amiga la había traicionado contándole a todos un secreto que la puso en evidencia delante de sus compañeros. Como es lógico se sintió decepcionada, dolida. Lloró mucho. Me dijo que no jugaría con ella nunca más, que no estaba dispuesta a que volviera a hacerle daño. Al día siguiente no quería ir al cole con tal de no verla, pero volvió... 

El tiempo fue pasando y puso las cosas en su sitio. Ahora ya ni se acuerda de aquella afrenta. Juegan juntas a la hora del patio, a la salida van andando juntas hasta el semáforo donde, cada tarde, los padres recogemos a los críos. Es lo que tienen los niños, un corazón generoso, virgen, dispuesto a perdonar siempre,  quizás los adultos deberíamos aprender de ellos. Desde luego son más felices, seríamos más felices si aprendiéramos a perdonar desde dentro, con lo que ello conlleva: el olvido. De eso se trata, de volver a ser vírgenes de alma. Ya no para poner la otra mejilla, para que vuelvan a hacernos daño, sino para poder vivir sin arrastres, sin condicionamientos, sin expectativas negativas. Vírgenes para volver a entregarnos, para volver a sentir intensamente como si fuéramos niños pequeños. 

jueves

Empezar por el principio

Cien años de Soledad
Macondo, Cien años de Soledad
Como todo en esta vida, las novelas también se empiezan por el principio, y ha de ser justamente el principio la parte más atrayente de la historia, el anzuelo que enganche al lector y lo motive lo bastante como para seguir leyendo...

Según Joaquín Roy, catedrático de Jean Monet y director del Centro de la Unión Europea de la Universidad de Miami, desde el punto de vista de la redacción, la técnica del LEAD, consiste en la ubicación, al inicio de un artículo de esencia periodística, de los hechos básicos de la crónica. 
En la estructura de la “pirámide invertida”, la combinación de “qué”, “quién”, “cuándo”, “dónde”, “cómo”, y (quizá) “por qué”, es el aperitivo con el que el autor intenta atrapar la atención del lector. 
En el resto del escrito, el autor va completando los detalles, satisfaciendo con dosis calculadas los diversos deseos o expectativas del lector. Este código de redacción, impuesto con rigurosidad a los periodistas, consistía en una serie de normas que podrían resumirse en unas pocas técnicas: 
-Oraciones cortas
-Construcciones afirmativas
-Abstención de frases subordinadas
-Palabras correctamente elegidas y huérfanas de connotaciones oscuras. 
(leer más en http://www.ipsnoticias.net/2014/04/el-lead-tecnica-de-garcia-marquez/) 

Para ilustrar cuan importantes son los primeros párrafos de una historia, os relaciono a continuación los comienzos de García Márquez, que en la técnica del Lead era todo un maestro... 


La hojarasca (1955)

«De pronto, como si un remolino hubiera echado raíces en el centro del pueblo, llegó la compañía bananera perseguida por la hojarasca. Era una hojarasca revuelta, alborotada, formada por los desperdicios humanos y materiales de los otros pueblos; rastrojos de una guerra civil que cada vez parecía más remota e inverosímil. La hojarasca era implacable». 


El coronel no tiene quien le escriba (1961) 

 «El coronel destapó el tarro del café y comprobó que no había más de una cucharadita. Retiró la olla del fogón, vertió la mitad del agua en el piso de tierra, y con un cuchillo raspó el interior del tarro sobre la olla hasta cuando se desprendieron las últimas raspaduras del polvo de café revueltas con óxido de lata». 

La mala hora (1962) 

«El padre Ángel se incorporó con un esfuerzo solemne. Se frotó los párpados con los huesos de las manos, apartó el mosquitero de punto y permaneció sentado en la estera pelada, pensativo un instante, el tiempo indispensable para darse cuenta de que estaba vivo, y para recordar la fecha y su correspondencia en el santoral». 


Cien años de soledad (1967) 

«Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo». 

Relato de un náufrago (1970) 

 «El 22 de febrero se nos anunció que regresaríamos a Colombia. Teníamos ocho meses de estar en Mobile, Alabama, Estados Unidos, donde el A.R.C. ‘Caldas’ fue sometido a reparaciones electrónicas y de sus armamentos. Mientras reparaban el buque, los miembros de la tripulación recibíamos una instrucción especial. En los días de franquicia hacíamos lo que hacen todos los marineros en tierra: íbamos al cine con la novia y nos reuníamos después en ‘Joe Palooka’, una taberna del puerto, donde tomábamos whisky y armábamos tina bronca de vez en cuando». 


La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada (1972) 

«Eréndira estaba bañando a la abuela cuando empezó el viento de su desgracia. La enorme mansión de argamasa lunar, extraviada en la soledad del desierto, se estremeció hasta los estribos con la primera embestida. Pero Eréndira y la abuela estaban hechas a los riesgos de aquella naturaleza desatinada, y apenas si notaron el calibre del viento en el baño adornado de pavorreales repetidos y mosaicos pueriles de termas romanas». 


«La tercera resignación», primer cuento de «Ojos de perro azul» (1972) 

 «Allí estaba otra vez ese ruido. Aquel ruido frío, cortante, vertical, que ya tanto conocía pero que ahora se le presentaba agudo y doloroso, como si de un día a otro se hubiera desacostumbrado a él. 


El otoño del patriarca (1975) 

«Durante el fin de semana los gallinazos se metieron por los balcones de la casa presidencial, destrozaron a picotazos las mallas de alambre de las ventanas y removieron con sus alas el tiempo estancado en el interior, y en la madrugada del lunes la ciudad despertó de su letargo de siglos con una tibia y tierna brisa de muerto grande y de podrida grandeza». 


Crónica de una muerte anunciada (1981) 

 «El día que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros». 


El amor en los tiempos del cólera (1986) 

 «Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados. El doctor Juvenal Urbino lo percibió desde que entró en la casa todavía en penumbras, adonde había acudido de urgencia a ocuparse de un caso que para él había dejado de ser urgente desde hacía muchos años. El refugiado antillano Jeremiah de Saint-Amour, inválido de guerra, fotógrafo de niños y su adversario de ajedrez más compasivo, se había puesto a salvo de los tormentos de la memoria con un sahumerio de cianuro de oro». 

 El general en su laberinto (1989) 

 «José Palacios, su servidor más antiguo, lo encontró flotando en las aguas depurativas de la bañera, desnudo y con los ojos abiertos, y creyó que se había ahogado». 



«Buen Viaje señor presidente», primer relato de «Doce cuentos peregrinos» (1992) 

 «Estaba sentado en el escaño de madera bajo las hojas amarillas del parque solitario, contemplando los cisnes polvorientos con las dos manos apoyadas en el pomo de plata del bastón, y pensando en la muerte». 


 Del amor y otros demonios (1994)

«El 26 de octubre de 1949 no fue un día de grandes noticias. El maestro Clemente Manuel Zabala, jefe de redacción del diario donde hacía mis primeras letras de reportero, terminó la reunión de la mañana con dos o tres sugerencias de rutina». 


Noticia de un secuestro (1996) 

 «Antes de entrar en el automóvil miró por encima del hombro para estar segura de que nadie la acechaba. Eran las siete y cinco de la noche en Bogotá. Había oscurecido una hora antes, el Parque Nacional estaba mal iluminado y los árboles sin hojas tenían un perfil fantasmal contra el cielo turbio y triste, pero no había a la vista nada que temer. Maruja se sentó detrás del chofer, a pesar de su rango, porque siempre le pareció el puesto más cómodo». 


Vivir para contarla (2002)

«Mi madre me pidió que la acompañara a vender la casa. Había llegado a Barranquilla esa mañana desde el pueblo distante donde vivía la familia y no tenía la menor idea de cómo encontrarme. Preguntando por aquí y por allá entre los conocidos, le indicaron que me buscara en la librería Mundo o en los cafés vecinos, donde iba dos veces al día a conversar con mis amigos escritores». 


 Memoria de mis putas tristes (2004) 

«El año de mis noventa años quise regalarme una noche de amor loco con una adolescente virgen. Me acordé de Rosa Cabarcas, la dueña de una casa clandestina que solía avisar a sus buenos clientes cuando tenía una novedad disponible. Nunca sucumbí a ésa ni a ninguna de sus muchas tentaciones obscenas, pero ella no creía en la pureza de mis principios».


sábado

Adiós a García Márquez

Gabriel García Márquez
Gabriel García Márquez
Se ha ido Gabo, que más que Gabo era un mago, un prestidigitador de la palabra... En sus libros suena una música de fondo, una música inconfundible, engastada en la misma trama de su prosa envolvente y engatusadora. Dejando aparte la polémica de quiénes fueron sus amigos, no se puede negar que la literatura universal ha perdido a un peso pesado. 

Anda ya de vuelta a casa por el camino de la sierra, abriéndose paso entre lirios sangrientos y salamandras doradas. Hacia las tres de esta misma tarde, jaleado por los pífanos, tambores y sonajas de los gitanos, ha hecho entrada triunfal en Macondo: ese pueblo pequeño a la orilla del río pedregoso de casas con paredes de espejo.
Hasta allá se han desplazado desde otros libros, la Cándida Eréndira, Esteban, Juvenal Urbino, Santiago Nasar, la pequeña Sierva María y un sartal de personajes que se acercan a recibirlo y lo saludan, y le agradecen. 
Aureliano Buendía, alertado por los gritos de Úrsula, sale del fondo de la casa y enseguida lo reconoce. Se funden en el abrazo que se deben... 
Y cuando todos los demás, agotados por los festejos de bienvenida, vuelven a sus respectivas historias, ellos dos se sientan a conversar en el porche, sin prisa, hasta que cae la noche sobre el personaje y sobre el hombre. 
Pero no nos equivoquemos, este no podría ser de ningún modo el final del cuento, pues para los grandes, hayan sido de carne y hueso o de papel y tinta, seguirá amaneciendo cada día en el corazón, en la mente y en los sueños de quienes los hemos leído y a pesar de la muerte seguiremos haciéndolo.

viernes

Aguaceros tropicales


Si hay algo que echo en falta de Cuba, además de la familia, son los aguaceros. En Cuba cuando llueve, llueve con ganas. No es algo improvisado, la atmósfera se toma su tiempo. Urde su plan sin prisa en las capas más altas.
Poco a poco se va oscureciendo el cielo, se levanta el aire de agua. El ambiente se carga de iones negativos que siendo negativos, curiosamente, son los buenos para el ánimo. El olor a tierra mojada avisa de que ya llega. Y cuando por fin llega es un alivio que libera la presión que se ha estado acumulando, como cuando a la olla exprés se le tensa la tapa hasta que el pitssss del vapor estalla y empieza a bailar la válvula.
Los aguaceros tropicales caen como densas trombas de agua, dejan la atmósfera limpia y la sensación de habernos quitado un gran peso de encima. Sofocan los calores, barren la porquería de las calles, aunque hacen que a más de uno se le despeguen los zapatos, que el cirujano vascular que está en medio de un baipás coronario no se concentre en el quirófano, porque teme que se le esté mojando el colchón nuevo que le dieron por el partido con la gotera que cae justo encima de su cama.
Los niños, en cambio, los disfrutan especialmente, chapoteando descalzos en los charcos. Ajenos a todo, sin pensar en nada. Simplemente siendo ellos mismos. Para mí, esa es la imagen de la felicidad por excelencia: la infancia feliz y despreocupada. Nos pasamos toda la vida intentando volver a ese punto, y cuando por fin volvemos, por desgracia, se nos acaba el viaje
Supongo que quizás por esa constante búsqueda, esa necesidad de retorno al pasado, me gustan tanto los aguaceros tropicales. Hacen que me sienta más cerca de mi casa: mi casa que no está hecha de paredes ni ventanas; ni de ciudades, ni de gentes siquiera; que no conoce de bandos ni de banderas ni de nacionalidades. Es la primera y la última morada de mi alma. El Alfa y el Omega. Mi centro, mi núcleo, el hueso alrededor del cual se organiza la carne de mi mundo, y que será adonde vuelva inexorablemente, cuando todo lo demás haya pasado.

martes

Vámonos al Parque Lenin



Cuando se inauguró el Parque Lenin yo todavía no había nacido. Mira si tiene años. La de niños, y no tan niños, que  habrán pasado por él. 
De pequeña, mis padres me llevaban algún domingo que otro. Me lo pasaba en grande, aunque básicamente íbamos a hacer colas: colas para comprar los tiques y subir a las atracciones, para comer un perrito caliente, un "peter" o unas africanas.
A pesar de todo, recuerdo aquellos días con un cariño especial. Incluso, y sé que algunos pensarán que soy hija del maltrato, echo de menos las colas. 
Es lo que tiene la distancia, que distorsiona la realidad y embellece los recuerdos. Tanto es así que, por más que busco, no encuentro en ningún frankfurt el sabor de aquellos perros. Jamás un chocolate ha vuelto a saberme como entonces. 
Los tiempos pasados, por malos que hayan sido, casi siempre parecen mejores. Desde luego, se recuerdan con mejor sabor de boca. 
El próximo 22 de abril el Parque Lenin celebrará su aniversario; sería maravilloso si los festejos estuvieran a la altura de las expectativas. Inicialmente hay varias actividades programadas y espacio para desarrollarlas no le falta. Tiene una extensión de 745 hectáreas y y más de 200 mil árboles que si hablaran... ¡Ay!  Si esos árboles hablaran, si esos árboles contaran todo lo que han visto en estos años, desde un Reinaldo Arenas escondido durante dos meses de la policía, a mediados de los setenta, hasta las niñas de quince desvirgadas a la vera del río.
Solo espero que al menos le hayan lavado un poco la cara en ocasión de su onomástica. La última vez que estuve daba pena ver algunas cafeterías abandonadas, y más de la mitad de las atracciones fuera de funcionamiento. 
Ojalá que cumplir años le sirva para algo bueno.

domingo

Gabriela Mistral

Poetisa chilena
Gabriela Mistral
Gabriela Mistral, una gran escritora latinoamericana, la primera en conseguir un Nobel de Literatura. 
La poetisa vivió fuera de Chile, su país natal, buena parte de su vida. Publicó poemarios como Desolación, Tala, Lagar y Ternura, pero su exigencia dejó muchos versos inéditos escondidos en cajones que fueron encontrados tras su muerte en 1957. 

Aquí os dejo un poema que aparecía en los libros de texto cubanos cuando yo era pequeña y que tuvimos que aprender de memoria.
 
"Caricia"

Madre, madre, tú me besas,
pero yo te beso más,
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar...

Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar...

Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo
a tus ojos asomar...

El estanque copia todo
lo que tú mirando estás;
pero tú en las niñas tienes
a tu hijo y nada más.

Los ojitos que me diste
me los tengo de gastar
en seguirte por los valles,
por el cielo y por el mar... 

Aquí, otro de sus poemas que me parece precioso.




"Beso"

Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.

Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.

Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.

Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.

Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.

Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.

Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.

Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.

Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.

¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenáronse de lágrimas tus ojos.

¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.

Yo te enseñé a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.

viernes

1.- Sálvese quien pueda


"Sálvese quien pueda" es el título de mi primera novela publicada en Amazon. Está escrita en clave de humor. Transcurre en Cuba y aporta, desde diferentes puntos de vista, una visión de la realidad que allí se vive. 
Es una especie de puzle de pequeñas historias donde los personajes funcionan como piezas. Cada uno de ellos narra en primera persona la parte de su vida que contribuye al desarrollo de la trama. 

Sinopsis: Orquestadas como una novela, las historias de estos personajes habaneros se entrecruzan tejiendo una trama de desengaños y contrariedades, salpicada por la picaresca y el sentido del humor cubano. Inmersos en sus vicisitudes cotidianas, cada uno de ellos se redime a su manera sin perder la sonrisa ni un momento.
Esta es una historia de gente llana, acostumbrada a hacer lo que sea por conseguir lo que quiere. Gente común y corriente que subsiste como puede en una Cuba donde el sálvese quien pueda está a la orden del día, donde la lucha por la supervivencia es la clave.
A pesar del enfoque humorístico de la novela, resulta imposible disimular el fantasma de la miseria. Es justamente en esta dualidad donde radica la esencia de esta tragicomedia cubana.

 
Puedes empezar a leerla en Amazon. Y si la lees, puntúala y coméntala. Gracias.

jueves

Sabor cubano

En su próximo 75 aniversario, Cuba rendirá homenaje en Cienfuegos a la legendaria orquesta Aragón, agrupación musical que ha paseado por todo el mundo el sabor cubano.
¿Quién no ha escuchado el Bodeguero o el Vacilón: chachachás que han puesto a bailar a varias generaciones, sobre todo, al gran Felo Bacallao: bailarín y cantante de la orquesta desde sus comienzos allá por los años cincuenta. 
En estos 75 años, la orquesta Aragón ha tenido una carrera admirable; hasta ha sido nominada en dos ocasiones a los Premios Grammy Latinos. Y todo, porque ha sabido evolucionar y adaptarse a los nuevos tiempos, manteniendo siempre su esencia.
El sonido de su flauta y sus violines, su sello de identidad, hacen que su música sea inconfundible. Única y diferente. 
Hace unos años tuve ocasión de verla en directo en el teatro América y, desde luego, consiguieron poner a bailar a todo el mundo, aunque eso sí, nadie se movía con esta gracia:


viernes

El Guayabero

Faustino Oramas, conocido como «el Guayabero», empezó con 15 años tocando las maracas y haciendo coros. Quién le iba a decir que con el paso de los años se acabaría convirtiendo en uno de los trovadores más admirados de Cuba por su gracia y su salero. Genuino representante del humor cubano, compositor de sones y guarachas, compaginaba la sandunga de su música con el doble sentido de las letras de su autoría.
Nació en Holguín, en 1911, de donde tuvo que perderse más de una vez con tal de que no le cayeran a cabillazos por su afición a la rima y a la guasa. En una ocasión cantó lo que sigue y a punto estuvo de que lo lanzaran al mar las airadas damas que asistieron al concierto.“Las mujeres de Gibara son bonitas y forman rollo, mucho polvo y colorete y no se lavan (el b....) la cara”.
Fue un hombre campechano y humilde, pícaro y amante de las mujeres bellas, músico autodidacta, defensor de la jarana: un cubano jodedor hasta la médula.
Falleció en marzo del 2007, pero dejó para la posteridad canciones con letras tan jocosas como esta. 

"Cómo baila Marieta" (fragmento)

A mí me gusta que baile Marieta
se desatina y te enseña las letras.
Marieta por un trabajo
me cobraste cuatro reales
mi vida eres muy carera
yo puse los materiales.

Afínense bien la lengua
que no se le vuelva un nudo
tres peludos bolos bollos
tres bollos bolos peludos.

Una carta de Corea
recibió la hija 'e Domínguez
y el padre le da mil pesos
al chino que se la s..... lea.


y esta otra...


"Cuida'o con el perro que muerde calla'o" (fragmento)

Cuidado con el perro que muerde calla'o
tremenda latica con olor a bacalao.

Yo fui novio de Lorenza

una vieja quincallera
que de cada sobaquera
se podía hacer dos trenzas
a mí me daba vergüenza
y la mantenía a raya
desde el pescuezo a la saya
el churre se hacía tabaco

si así era en los sobacos
como será en la quincalla...

Amarren al perro que está vacuna'o

Para muestra, un botón:


He aquí que la vida no avisa...


He aquí que la vida no avisa
más que con esas piedritas
que nos lanza de tanto en tanto
cuando vemos arder la barba de los otros.
Por qué será que los muertos ajenos
duelen mucho menos
que los muertos propios,
como si la intensidad de la muerte
no fuera la misma para todos.

Con el corazón poblado de pequeños fracasos
como gorriones grises,
como gorriones tristes
que se posan sobre el tendido eléctrico
de un pueblo sin esperanza
así nos vamos quedando solos...
Pero acompañados.

Cuando uno sabe que va a morirse algún día
finalmente,
aprende a ser en vida un muerto digno
un futuro difunto eximido
del peso de ser él mismo 

para siempre.


Janet Guerra.

lunes

A fuerza de tanto recordarte...


A fuerza de tanto recordarte
las facciones de tu rostro
ya se desdibujan
chorrean tus colores
se van borrando tus rasgos
las ciruelas que fueron tus labios
van volviendo lentamente al hueso
fábrica de calavera
cada vez más próxima al olvido.
Tu recuerdo raído
se me deshace entre las manos
tanto, que apenas va quedando un rastro leve
apenas un soplo de ti
un indicio, apenas.

Janet Guerra

TURRONES AMARGOS

     Esta mañana al llegar al trabajo me han dado una mala noticia. A las dos y media despedirán a uno de mis compañeros. La in...