lunes

Tiovivo




«Estos son malos tiempos. Los hijos han dejado de obedecer a sus padres y todo el mundo escribe libros». Qué curioso que esta frase la dijera Cicerón, un filósofo que vivió entre el 106 y el 43 antes de Cristo.
Tenemos la impresión de que nos ha tocado vivir la etapa más dura, un tiempo donde los jóvenes están más perdidos que nunca, donde la crisis es más severa y el clima es más imprevisible. Nos parece que el futuro jamás pintó tan negro como ahora, que nunca los políticos fueron más corruptos que hoy día. Sin embargo, cada generación ha pensado igual de sí misma. Nuestros abuelos tuvieron que sortear obstáculos muy parecidos, lo mismo que nuestros padres. Las generaciones venideras se enfrentarán a desastres más o menos iguales, no serán mayores ni menores que los nuestros, aunque al ser los suyos les parecerán más graves. 
Lo cierto es que, con la perspectiva suficiente, uno se acaba dando cuenta de que la historia siempre se repite. Es la misma para todos. La humanidad ha sorteado una y otra vez el mismo escollo, ha peleado la misma guerra y ha caído en los mismos errores. ¿Será que nos estamos moviendo en círculo?

miércoles

La Habana de cumpleaños


La Habana está de fiesta, celebra su aniversario. 497 son muchos años para quien tiene tantos achaques y a duras penas se aguanta en pie, no solo por el paso del tiempo y los ciclones; la dejadez, sea por unas u otras razones, también ha causado estragos.
Un día como hoy se estableció la Villa de San Cristóbal. Es costumbre dar tres vueltas alrededor de la ceiba del Templete donde se celebró la misa fundacional en 1519, al tiempo que se pide un deseo y se lanza una moneda. 
Acuden muchos a la cita, ciudadanos con fe en que las cosas mejoren. Unos piden salud, otros dinero, viajes al extranjero, negocios prósperos. No falta quien va más allá en sus demandas y pide un milagro que mantenga firmes las paredes de su casa en medio del descalabro generalizado que vive no solo la capital, sino la isla entera.
Es un día de optimismo. La ciudad aplaude los discursos esperanzados de sus historiadores, los artículos lisonjeros que le dedica la prensa, los minutos de protagonismo que el telediario le concede. Pero como viene siendo habitual, toda esa bulla queda en buenas intenciones, en un cuidado que llega demasiado tarde, que avanza demasiado lento.
La Habana se está cayendo y ahí está el Templete, los edificios coloniales, los palacios y las antiguas fortalezas que han tenido la suerte de conservar parte de su gloria, y sin embargo, son testigos silenciosos de la notoria decadencia que los circunda. Por más que la declaren una de las siete ciudades maravillas del mundo, qué duda cabe, La Habana es una ciudad de contrastes. A pocas calles de un edificio restaurado hacen equilibrios las fachadas sin interiores y los interiores sin fachadas: esqueletos de cemento a un soplo de venirse abajo. Cohabitan en el mismo nicho la Habana de los turistas y la Habana de los horrores y los derrumbes. La sucia y la rica. La bella y la vieja. La disoluta y la santa. Llegada esta fecha, cada una celebra lo que puede. Ojalá que este año los habaneros cumplan todos sus deseos... Que ya les toca!



domingo

Preferencias culinarias




    

En eso de las preferencias culinarias no hay dos regiones iguales. Cada país tiene sus platos típicos y su forma de comerlos. A los chinos, por ejemplo, les gusta mucho el perro, pero por lo menos se lo comen con palillos. Los indios, en cambio, son más de comer con las manos, aunque -a diferencia de los cubanos que se mueren por ver una así sea de lejos- respetan a las vacas porque las creen sagradas.
Es evidente que sobre gustos no hay nada escrito. En ciertos países africanos consideran una exquisitez los sesos de mono, en Japón triunfa el pescado crudo, y la mortadella especial, en Cuba: cada región tiene su cultura gastronómica, aunque en algunos casos más que mandar la cultura, obliga la necesidad.

Lo cierto es que lo que para unos es apetecible, para otros es asqueroso y si eso pasa entre las diferentes naciones de nuestro planeta, qué no pasará con los compañeros del otro lado de la galaxia. Conozco a cierto marciano al que le encanta el queso de baba y cuando estuvo en Cuba no soportaba ver a la gente comiendo picadillo de soya. Verlo tomar leche de mosca, no es que fuera precisamente un espectáculo muy agradable y cuando se lo eché en cara, me contestó que me fuera haciendo a la idea, andaba en conversaciones con el gobierno para empezar con los criaderos. Leche de mosca de cero a siete años, ¡garantizada! Venir desde tan lejos a complicarnos la vida... Claro que algo así podría esperarse sabiendo que en Tailandia comen huevos de hormigas, saltamontes en México y en Taiwan, cucarachas fritas. Si en Vietnam hay café de comadreja por qué decirle «no» a la leche de mosca en Cuba.

En fin... que lo mejor es que Dios se arrime a cada mesa, y que cada cual pueda comer lo que quiera. La lástima es que algunos tienen que conformarse con cualquier cosa, con lo que sea, con tal de seguir pa'lante. Y si no, pregúntale al Flaco que ese siempre tiene hambre... Vive aquí, en Marcianos en La Habana. Es lo que podría llamarse... un personaje de novela.


viernes

Los Marcianos llegaron ya...



Teniendo en cuenta la cantidad de objetos que surcan los cielos a diario, es muy probable que si crees haber visto un ovni, estés completamente equivocado. Piensa en cuántos aviones comerciales nos sobrevuelan, en el número de satélites artificiales que han puesto en órbita los gobiernos. El tráfico es tan denso allá arriba, que uno se pregunta por qué no se producen más colisiones. Entre bólidos, meteoros, estrellas fugaces, cometas, incluso drones -por no mencionar ciertos pájaros que por grandes o por locos pueden dar la impresión de ser naves-, las autopistas espaciales van a tope.
NOVELA CUBANA
Pero si además vives en Cuba, puede que lo que crees haber visto ni siquiera sea algo físico y sólido como un avión de Cubana de Aviación o un satélite meteorológico, sino más bien un efecto óptico producido por una intoxicación alimentaria.
Existe una curiosa relación entre la alimentación y la casuística extraterrestre. Algunos cubanos afirman haber visto hombrecillos verdes justo después de ingerir mortadella en mal estado. Si a ti también te ha pasado, renuncia a incluir en tu dieta toda clase de productos vencidos, no aptos para el consumo humano, aunque eso te suponga reducir al mínimo la ingesta de proteínas. Ya verás como recuperas la cordura y dejas de ver alienígenas y platillos voladores por todos lados.
Es verdad que los marcianos pasaron por Cuba, estuvieron unos días en Párraga haciendo de las suyas. Ya se fueron... Es más, si quieres saber los detalles de su estancia en la Tierra, entra en este enlace y lee Marcianos en La Habana. Entérate de primera mano cómo fueron las cosas
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TURRONES AMARGOS

     Esta mañana al llegar al trabajo me han dado una mala noticia. A las dos y media despedirán a uno de mis compañeros. La in...