martes

Vámonos al Parque Lenin



Cuando se inauguró el Parque Lenin yo todavía no había nacido. Mira si tiene años. La de niños, y no tan niños, que  habrán pasado por él. 
De pequeña, mis padres me llevaban algún domingo que otro. Me lo pasaba en grande, aunque básicamente íbamos a hacer colas: colas para comprar los tiques y subir a las atracciones, para comer un perrito caliente, un "peter" o unas africanas.
A pesar de todo, recuerdo aquellos días con un cariño especial. Incluso, y sé que algunos pensarán que soy hija del maltrato, echo de menos las colas. 
Es lo que tiene la distancia, que distorsiona la realidad y embellece los recuerdos. Tanto es así que, por más que busco, no encuentro en ningún frankfurt el sabor de aquellos perros. Jamás un chocolate ha vuelto a saberme como entonces. 
Los tiempos pasados, por malos que hayan sido, casi siempre parecen mejores. Desde luego, se recuerdan con mejor sabor de boca. 
El próximo 22 de abril el Parque Lenin celebrará su aniversario; sería maravilloso si los festejos estuvieran a la altura de las expectativas. Inicialmente hay varias actividades programadas y espacio para desarrollarlas no le falta. Tiene una extensión de 745 hectáreas y y más de 200 mil árboles que si hablaran... ¡Ay!  Si esos árboles hablaran, si esos árboles contaran todo lo que han visto en estos años, desde un Reinaldo Arenas escondido durante dos meses de la policía, a mediados de los setenta, hasta las niñas de quince desvirgadas a la vera del río.
Solo espero que al menos le hayan lavado un poco la cara en ocasión de su onomástica. La última vez que estuve daba pena ver algunas cafeterías abandonadas, y más de la mitad de las atracciones fuera de funcionamiento. 
Ojalá que cumplir años le sirva para algo bueno.

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