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La bella Habana

La bella Habana

De joven, la bella Habana era una mulata zalamera y voluptuosa. Con su andar confiado de hembra sabedora de sus dones, hacía perder la cabeza a todo aquél que se arrimaba a sus costas; a los que iban en busca de alguna otra cosa y se quedaban para siempre prendados de su encanto.
La Habana hermosa de aquellos años, relumbraba como pocas ciudades del Caribe. Podía haber elegido un buen partido, pero se casó con su mayor verdugo. Fue solo cuestión de tiempo que acabara desprovista de su gloria.
Desde entonces, Cuba se ha ido consumiendo en su tristeza, en su soledad de isla sola. Muchos de sus hijos se han marchado, han muerto en el camino muchos otros, mas ella sobrevive a su desgarro como puede.
Hoy que es una vieja desdentada, no sabe ya de tanto esperar qué es lo que espera...
Es tan triste contemplar una vejez de cerca, con sus achaques, sus arrugas, sus derrumbes. Con lo que ha sido La Habana, señores, con lo que ha sido...  y mira lo que nos queda de ella. Lo que nos han dejado.

8 comentarios:

  1. Hola Janet, qué gusto pasear por tu blog.

    Desde Venezuela puedo decirte que tenemos a tu añorada Cuba muy cercana, no solo geográficamente, también la tenemos presente en cada momento de nuestras vidas pues nos están cubanizando. Solo espero que este bello país no termine como tu adorada Cuba, pero parece que hacia allá vamos.

    He notado que todos los cubanos que salieron de su país siempre se refieren a ella como lo máximo, y es comprensible, de lejos todo se ve más bonito, o por lo menos se recuerda mejor. Sin embargo hace 60 años que Cuba es otra. Tú apenas tienes 35, no debes haber conocido la Cuba que te inspira, supongo que todo lo tienes en la imaginación o los recuerdos de familia.

    Yo provengo de Perú, un país tranquilo, ni muy hermoso ni muy feo, si alguna vez fue glorioso desde el punto de vista que se le mire, podría ser durante la época del imperio incaico, y desde la visión españolizadora: la época de la colonia, como uno de los virreinatos más importantes de Sudamérica. Después no hubo nada que marcase nuestra psiquis. Yo soy de la tierra donde vivo, por eso admiro a las personas como tú que añoran tanto su país de origen.

    Y como anéctoda te contaré lo que un día escuché decir a Gloria Stefan: "Deseo algún día regresar a Cuba y caminar por las calles que tanto añoro" Ella salió de Cuba a los 3 o 4 años. Por eso siempre he pensado que el poder de añoranza de los cubanos es infinito.

    Un abrazo desde Caracas!

    Blanca

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  2. Gracias Blanca, por tu visita. Es un honor que seas precisamente tú la primera en dejarme un comentario, y de los buenos...
    Te diré que, durante mucho tiempo, cuando volvía a Cuba a visitar más que a mí país, a mi familia, sentía que regresaba a casa, sin embargo hace bastante que me pasa justo lo contrario. Cuando el avión toma tierra en Barcelona, respiro hondo y me digo: al fin he vuelto.
    A la larga acabamos siendo de ningún sitio. En Cuba soy "la gallega" que vuelve haciéndose la turista; en España, la inmigrante.
    A pesar de no ser partidaria de que fronteras y banderas dividan al ser humano, es inevitable sentir algo especial por el lugar donde has nacido, donde has crecido, donde aún vive toda tu familia, y más en la situación en que se encuentran. Supongo que se nos perdona este sentimentalismo...
    Como bien dices, la memoria es traicionera y tiende a engañarnos a menudo. Eso nos pasa a muchos al recordar la infancia, por ejemplo, como a una patria a la que siempre volvemos con la imaginación para reinventarla, ya no para recordarla tal cual sucedió. Así que no somos pocos los que, de un modo u otro, estamos expuestos a este peligro. Ojalá todas las trampas fuesen tan inofensivas como esta.

    Ah, y, por vuestro bien, espero que Caracas corra mejor suerte que La Habana.

    Un abrazo
    Janet.

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  3. Janet, un saludo. Importante comentario en un momento delicado, preciso, coyuntural. Ambas tienen la suerte o desgracia de haber salido de su tierra en los momentos que su país más lo necesitaba, pero, aun es tiempo de hacer algo por él. Dejad que corra el agua del río, que tome su propio cauce y veras que al final siempre, pero siempre, llegarán al mar.
    Preciosa nota, muy reflexiva. Sin embargo sé que donde quiero regresar es al recóndito rincón de mi mente donde se encuentra mi niñez, mi infancia. No hay que buscarle más.
    Un abrazo.

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  4. Gracias Lobo, eres mi primer seguidor, qué ilusión. Tienes razón con eso que dices de dejar correr el río, al final todo sigue su curso natural...
    un saludo
    Janet

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  5. ¡Claro!, eres una "Prosófago", y muy creativa.
    Digna de seguirle la pista...
    Un abrazo

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  6. Como dice la letra de "Sabanas Blancas":

    Habana, si mis ojos te abandonaran...
    Si la vida me desterrara a un rincon de la tierra
    Yo te juro que voy a morirme de amor y de ganas
    De andar tus calles, tus barrios y tus lugares."

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  7. sabanas blancas colgadas en los balcones...

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