martes

Dulce María Loynaz

La escritora cubana Dulce María Loynaz (1902-1997), fue una mujer culta y exquisita, de presencia frágil pero de fuerte personalidad poética. Su pasión por la literatura la llevó a traducir a importantes escritores de otras lenguas y a hacer incursiones en diversos géneros como el periodismo, el ensayo, la novela y los libros de viajes.


He aquí una selección de poemas suyos que a mí, particularmente, me parecen geniales. Ahora veréis por qué...




"Abrazo"

Hoy he sentido el río entero
en mis brazos... Lo he sentido
en mis brazos, trémulo y vivo
como el cuerpo de un hombre verde...



Esta mañana el río ha sido
mío: Lo levanté del viejo
cauce... ¡Y me lo eché al pecho!
Pesaba el río... Palpitaba
el río adolorido del
desgarramiento... -Fiebre fría
del agua... Me dejó en la boca
un sabor amargo de amor y de muerte...




"Mi tristeza es suave"
Mi tristeza es suave como un claro de luna:
Ni queja ni temor
has de encontrar en ella nunca.

Mi tristeza es suave como un claro de luna,

como un verde temblor

de agua o de brisa entre árboles...

Como un temblor de brisa...


(Mi tristeza es tan suave
que casi se parece a una sonrisa...)




"Infancia del río"

Cuando el río, niño,
se echó a correr por el campo,
no sabía a dónde ir...
Tanteaba las colinas
trémulo de una emoción
nueva, insospechada...

Iba a un lado y otro
aturdido
por el sol, por el viento, por el verde...

Una mariposa lo turbaba;
podía tornarlo blanco,

amarillo, triste... Y cuando
el río quiso volverse

a la piedra tibia,

a la sombra húmeda y dulce

de la piedra

de donde había salido,

ya era tarde...



"Precio"
Toda la vida estaba
en tus pálidos labios...
Toda la noche estaba
en mi trémulo vaso...
Y yo cerca de ti,
con el vino en la mano,
ni bebí ni besé...
Eso pude: Eso valgo.



"Domingo de lluvia" 


Si pudiera ir a ti
por los trémulos hilos de la lluvia,
pasados uno a uno entre mis dedos...!

Si yo pesara ya tan poco
que pudiera colgarme
de estos flecos de agua
y deslizarme sobre los tejados
y las casas y las tristezas
de los hombres...

¡Y llegar con el corazón mojado
a allí donde tú estás -tibio... -esperando...




Poema CXXIII
Como todos los niños, cuando yo lo era, solía preguntar a mi madre de dónde me habían traído...Y como todas las madres, fabricaba la mía para contestarme, una tierra de leyenda o escogía entre los países del mundo, el que le parecía más hermoso. Pero, no sé por qué, recuerdo que, a pesar de su buena voluntad, una vaga decepción seguía siempre a la respuesta; creía yo a mi madre; pero, una vez satisfechas mis tubadoras curiosidades, me quedaba por mucho tiempo triste... ¿Qué era lo que mi pequeño corazón soñaba entonces? ¿De qué flor hubiera querido brotar, de qué nube salir volando como un pájaro? No lo sé todavía, y ahora pienso que sólo la verdad era digna de mi sueño.
Mi madre no podía ofercerme nada más hermoso que ella misma... Pero si me lo hubiera dicho, era su verdad tan maravillosa, que no la hubiera creído.

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